domingo, marzo 05, 2006

Poema para pedalear bien el año 2006



Sentado sobre una bicicleta
de montaña
escribo esto.


No hay Vegarada, Farrapona o Sanguinal que se resista
(y mucho menos el asfaltado Angliru
o la turistizada Covatilla)
ante un corazón dispuesto
a subirlos cueste lo que cueste
y a llegar arriba aunque sea hecho papilla.

Porque entonces olvídase ya todo,
la sed, el hambre y las barritas,
el mecagüen Vega,
el Paco cada vez está más loco,
el tengo los pies moraos cual morcilla,
el pero dónde coño están los coches,
el ya no puedo más y aquí me quedo
o que venga a buscarme el dios de los ciclistas.

Lo que sí hay son hayedos, jarales y carrascos
esperando en silencio desde siempre
a que mozos y mozas con redaños
(cojones u ovarios
si queremos ser de pueblo,
y riñones
si queremos ser exactos)
coman bajo ellos
el pan de molde con membrillo y queso,
la sardina en lata o el jamón serrano.

Lo que también hay son ganas de sudar por ver milagros
de natural hechura surgiendo entre peñascos:
una collada con vistas al edén cantábrico
una trocha abierta por entre mil escobas,
un corzo esquivo huyendo raudo,
un revolcón en barro
y unas risas
si no te has roto nada.

Escribo sentado esto sobre una bicicleta
de montaña.

Salud y muchas rutas.